Descubre la Galicia Termal

En Galicia hay muchos ríos, ya se sabe, pero también hay mucha agua que circula por debajo de la tierra y de cuando en cuando brota bien caliente, cargada de propiedades minerales. Estas emanaciones han sido aprovechadas desde siempre para tomar baños termales, tan saludables. En el pasado, los mayores impulsores de las termas fueron los romanos. Hoy en día todavía podemos disfrutar de sus instalaciones en Bande, en la Baixa Limia, en la provincia de Ourense, por ejemplo.

Ya en el siglo XIX, muchas casas de baños de siempre, construidas alrededor de manantiales, fueron transformándose en elegantes balnearios, centros de reunión de lo más granado de la sociedad de la época. En la actualidad, son un magnífico destino para gente que busca salud, belleza, relax… en cualquier época del año.

Como potencia que es Galicia en aguas termales, tiene muchos sitios en los que disfrutar de estas aguas naturales. El primer paso para elegir adónde ir, es aclarar la diferencia entre balneario, spa y talaso:

Balneario. En estas estaciones termales, los tratamientos están basados en las propiedades de sus aguas mineromedicinales, que tienen efectos beneficiosos en determinadas afecciones. Según las aguas sean sulfatadas, cloruradas, bicarbonatadas, carbogaseosas, ferruginosas, oligometálicas o radiactivas, así serán indicadas para una u otra dolencia (de tipo respiratorio, articular, cutáneo…). Las terapias de un balneario siempre tienen supervisión médica.

La edad dorada de estos centros fue a mediados del siglo XIX y principios del XX. El balneario de Mondariz, de hecho, era conocido en toda Europa sobre todo por el tratamiento de afecciones biliares. Aquí venían a tomar las aguas, y a más cosas, la intelectualidad y la alta sociedad de la península: Pardo Bazán, Azorín, Pérez Galdós, la realeza portuguesa… Otros balnearios de la época son el de A Toxa, el de Cuntis, el Dávila de Caldas de Rei, el de Guitiriz, el de Lugo, el de Carballiño, el de Augas Santas o el de Baños de Molgas.

Claro que hoy en día están renovados y cada vez cuentan con una carta más variada e innovadora de tratamientos. La mayoría ofrecen hospedaje, entre los que encontramos desde los más tradicionales hasta los más lujosos. ¿Algún ejemplo más?: balnearios de Arnoia, Laias, Vila de Cruces, Caldas de Rei, Caldelas de Tui, Carballo…

Talaso. Teniendo en cuenta el origen de la palabra “talasoterapia”, del griego thálassa (mar) y therapia (curación) ya podemos deducir de qué va la historia. Solo tenemos que añadirle calor, si no sería como darse un baño en la playa. En un talaso, los tratamientos se hacen con agua de mar calentada por medios artificiales. Además del agua de mar, se utilizan otros elementos del entorno, como algas, limos, lodos… En estos centros encontramos terapias para la recuperación de traumatismos, procesos reumáticos, afecciones respiratorias, dermatológicas, ginecológicas… y programas de belleza y relax, en los que además de las técnicas termales se utilizan técnicas complementarias, como masoterapia, presoterapia…

Lógicamente, los talasos necesitan estar cerca del mar. Algunos de los más conocidos son el Gran Talaso del hotel Sanxenxo, el Talaso Atlántico en Oia, el Louxo de A Toxa o el Cantábrico Las Sirenas, en Viveiro.

Spa. El origen etimológico del vocablo tiene que ver con Spa, famosa villa termal belga. Hoy en día, el término se usa para referirse a las instalaciones que ofrecen tratamientos con agua no medicinal calentada artificialmente. Como no hace falta termas ni mar cerca, los spas proliferan en todas partes, sobre todo en el mundo agitado de hoy, que reclama relajación. Muchos hoteles cuentan con spa e incluso hay pequeños spas urbanos. Están muy vinculados a la cultura del bienestar (wellness), y siguen tradiciones variadas, ofreciendo baños turcos, saunas finlandesas… Por otra parte, en los rituales spa, se da una dimensión exótica a los masajes, y abierta a otros sentidos, como la aromaterapia o las terapias de Ayurveda, por ejemplo.

Entre la profusión de spas en Galicia, podemos citar alguno, como el Termaria Casa del Agua de A Coruña, A Quinta da Auga en Santiago, el parador de la Costa da Morte en Muxía, Galatea y Augussta Spa Resort en Sanxenxo… hasta hay un spa en el monasterio de san Clodio, en Ourense.

Concluyendo: Galicia es un auténtico paraíso termal. Aquí hay un montón de termas, balnearios, talasos y spas para elegir. Y, por cierto, cada vez encontramos en ellos más recursos y actividades dirigidas a público infantil. Así que, ya sea solos, en pareja, con amigos, en familia… ¿A qué esperamos? ¡Probemos un destino termal!

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