Paraísos naturales en la provincia de Pontevedra

¡Qué suerte! ¡Hoy toca excursión! ¿Un paseo por mar y por tierra? ¿Una subida al monte? ¿Una caminata entre árboles centenarios? ¿Por dónde empezar para sumergirnos en la Pontevedra más salvaje? Nuestra especialidad es encontrar los mejores destinos, como estos:

Parque Nacional das Illas Atlánticas. Las Illas Atlánticas le confieren a las Rías Baixas su carácter dulce, amparándolas de la fuerza directa del océano. Estos archipiélagos tan cercanos a tierra firme son cuatro, de norte a sur: Cortegada, Sálvora, Ons y Cíes.

Y, ¿cómo acercarnos a ellos? En temporada alta (semana santa y entre el 15 de mayo y el 15 de septiembre) hay rutas regulares a Ons y Cíes. La otra manera de conocer las islas es contactando directamente con las navieras o en embarcación privada. En cualquier caso, con autorización. En las Cíes y en Ons también tenemos la posibilidad de pernoctar.

El archipiélago de Cortegada pertenece al ayuntamiento de Vilagarcía de Arousa, y está bien metido en la ría, muy cerca de la desembocadura del Ulla. Es un grupo de islas e islotes llanos, con mucha vegetación. La isla de Cortegada, en otra época habitada, conserva restos de una aldea y de una ermita, y un bosque de enormes laureles de gran interés. La isla de Malveira Grande, por su parte, tiene un bosque de rebollos muy bien conservado. Están conectadas con los puertos de Vilagarcía y Carril.

En el ayuntamiento de Ribeira se encuentra la isla de Sálvora, que se caracteriza por las rocas y las playas de dunas y bolos graníticos. Al norte está la aldea de Sálvora, hoy en día desierta, y el faro. Está a mano de muchos puertos: O Grove, Aguiño, Ribeira, Boiro, A Pobra do Caramiñal, A Illa de Arousa, Vilagarcía de Arousa y Bueu.

Enfrente de la ría de Pontevedra está el archipiélago de Ons, formado por la isla de Ons, poblada, y Onza, toda ella reserva. La zona es rica en acantilados, grutas, como el terrorífico Buraco do Inferno, arenales, leyendas y ricos pulpos. En temporada alta hay rutas desde Bueu, Sanxenxo y Portonovo.

El archipiélago más al sur es el de las Cíes, en el ayuntamiento de Vigo, en la bocana de la ría. Está compuesto por las islas de Faro, Monteagudo y San Martiño, y cuatro islotes. Muestran una cara frente al océano más abrupta y otra frente a la ría con extensos arenales, como la playa de Rodas, que une las islas de Monteagudo y Faro. En estas islas, además del patrimonio natural, encontramos restos de castros, monasterios y hasta fábricas de salazón. El transporte regular sale de Vigo, Cangas y Baiona.

Monte Aloia. En 1978 fue nombrado primer parque natural de Galicia. Hoy en día, es el más pequeño de ellos (746 ha). Está situado en la cumbre más al sur de la sierra de O Galiñeiro, y pertenece al ayuntamiento de Tui. Es un monte muy completo, con muchos caminos que recorrer, merenderos, miradores… Quizás el más concurrido sea el Alto de San Xiao, de 631 m, desde donde se ven los valles del Miño y el Louro. Rodeando el alto, están los restos arqueológicos de una misteriosa muralla ciclópea, de la que se desconoce su origen y función, de 1.250 m de perímetro.

Hay un centro de interpretación en la antigua casa forestal, diseñada en 1921 por el ingeniero Rafael Areses, el principal reforestador del entorno, gracias al que encontramos especies bien curiosas. Por cierto, de aquí parte una senda botánica autoguiada. En total hay 8 rutas autoguiadas y la posibilidad de concertar visitas con guía. Por todo el monte vamos encontrando vestigios del pasado, como el castro de O Alto dos Cubos, y de interés etnográfico, como los molinos. También hay una capilla del siglo XVIII. Desde arriba tenemos buenas vistas del Baixo Miño, el Val Miñor, A Louriña e incluso las Cíes.

Fraga de Catasós. La provincia de Pontevedra es la que cuenta con más “árboles singulares” en Galicia. Algunos, hasta constituyen “monumentos naturales”, como la Fraga de Catasós, que se encuentra en el lugar de Quintela, en el ayuntamiento de Lalín. Aquí descubrimos una formación de castaños considerados como los de mayor porte de Europa. Tienen entre 225 y 250 años, y son especialmente verticales, llegando algunos a los 30 m de altura. Son ejemplares únicos, dignos de ver. Además, son literarios, fuente de inspiración para Emilia Pardo Bazán, cuando venía aquí durante las temporadas que pasaba en el pazo de los Quiroga, por aquel entonces propietaria de la fraga y familia política de la escritora.

No todos son castaños, también hay carballos. De hecho, el bosque también es conocido como Carballeira de Catasós o Souto de Quiroga. En el pasado, las especies de la fraga fueron grandes productoras de castañas y madera destinada a los muebles y las vigas de los pazos de O Deza. La fraga es pequeña pero exquisita, como los mejores bocados. Hay una ruta circular corta, de 1,6 km, que bordea el bosque. Está bien señalizada, para pasearla a gusto, incluso con bici, ideal para hacer en familia. Tenemos la opción de estirarla hasta 4 km.

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