La tragedia del Serpent y su legado en Camariñas

Son muchos los naufragios que han dado sentido a la denominación por la que ya es internacionalmente conocido el tramo del litoral más occidental de Galicia. Trágicos sucesos, relatos en los que se mezclan episodios de drama y heroísmo, e historias legendarias convierten la Costa da Morte en un territorio con una identidad propia propiciando además que nombres como Malpica, Muxía, Fisterra y Camariñas resuenen con fuerza en el imaginario colectivo. La costa camariñana fue, precisamente, el escenario de uno de los sucesos que más contribuyó a fijar ese carácter propio de la Costa da Morte. Hablamos del hundimiento del Serpent, una tragedia que se cobró la vida de 172 marineros y de la que se cumplen ahora 130 años.

 

Los hechos tuvieron lugar el 10 de noviembre de 1890 en uno de los espacios más trágicos de toda la comarca: el tramo comprendido entre la Punta da Cagada y la Punta do Boi. Allí se han producido al menos 8 naufragios, con un total de un cuarto de millar de víctimas, pero el del Serpent fue el más dramático de todos y el que más huella ha dejado.

 

Este buque de la Royal Navy había partido del puerto de Plymouth, en la costa suroeste de Inglaterra, el 8 de noviembre con destino a Sierra Leona, donde debía relevar a un buque gemelo, pero su travesía se vio truncada tras solo dos días de viaje. Las malas condiciones meteorológicas, las fuertes corrientes marinas de la zona y –según dictaminaron las autoridades inglesas tras la investigación pertinente- un error de navegación fueron los factores que provocaron su embarrancamiento dejándolo a merced de las olas y haciendo que los intentos por arriar los botes salvavidas fueran en vano. Solo tres tripulantes consiguieron llegar vivos a tierra y, tras una larga caminata hasta la aldea más próxima, pedir auxilio. En los días siguientes fueron recuperándose la mayoría de los cuerpos del resto de la tripulación, que recibieron sepultura en un camposanto improvisado cerca de los acantilados. El lugar sería consagrado un par de semanas después y desde entonces es conocido como el Cementerio de los Ingleses.

 

Durante varios años los barcos ingleses cuyas travesías los acercaban hasta la zona homenajeaban a las víctimas del Serpent con salvas y coronas de flores. Y en fechas más recientes, el cementerio acoge cada año llegado el 10 de noviembre un acto conmemorativo promovido por la Real Liga Naval Española con la colaboración del Concello de Camariñas. El camposanto guarda los restos y también el recuerdo de las 172 víctimas de aquel suceso, pero no es la única huella que el Serpent dejó en tierras camariñanas.

 

La historia del faro de Cabo Vilán está ligada de forma directa a aquel suceso. En el momento del naufragio estaba en funcionamiento una instalación antigua, levantada a mediados del siglo XIX, cuya luz era alimentada por aceite y cuyo limitado alcance (10 millas) se veía además interrumpido por las piedras más altas del cabo, lo que provocaba que momentáneamente los barcos que navegaban por la zona dejasen de avistarlo cuando las condiciones eran adversas. La tragedia del Serpent acabó por convencer a las autoridades de la necesidad de corregir aquella situación. El nuevo faro, de 25 metros de altura, levantado en una zona que se alza a más de 100 metros sobre el nivel del mar y con un alcance de 40 millas, entró en funcionamiento seis años después del trágico suceso. Fue, además, el primer faro de España alimentado con energía eléctrica.

 

Otra de las huellas del Serpent en Camariñas se puede ver paseando por las calles de la capital municipal. En agradecimiento a los vecinos por el auxilio prestado a los tres supervivientes y por las labores de búsqueda y rescate de los cuerpos de las víctimas, las autoridades inglesas hicieron entrega a la localidad de varios regalos. Uno de ellos fue el barómetro colocado en la fachada de una vivienda situada en la calle Alcalde Noguera Patiño. Allí sigue 130 años después como testigo de un suceso grabado a fuego en la historia de la localidad.

 

 

 

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