Lupa, una reina de leyenda cuya huella se extiende por buena parte de Galicia

Son muchas las leyendas que configuran el imaginario colectivo gallego y que han sido transmitidas de generación en generación. Algunas de ellas son de ámbito local y están ligadas a hechos o lugares concretos, otras son variaciones particulares sobre un relato similar que se repite en puntos muy diferentes de la comunidad, y unas pocas tienen un alcance más amplio y se extienden por buena parte de Galicia tejiendo un hilo narrativo común. Este último podría ser el caso de la leyenda de la Reina Lupa (Raíña Lupa o Reina Loba), uno de los personajes más significativos de la mitología gallega y cuya historia entronca directamente con otro de los relatos más importantes de nuestra cultura, el de la translación a Galicia de los restos del Apóstol Santiago.

 

De hecho, es precisamente en el Códice Calixtino, la obra medieval consagrada a la figura del Apóstol, donde aparece la primera mención a Lupa (Luparia en el texto original), que es descrita como una noble local a la que acuden en busca de ayuda los discípulos que portaban el cuerpo de Santiago. Es este texto el que nos permite comenzar el recorrido por Galicia tras las huellas de esta reina legendaria.

 

Cuenta el Códice Calixtino que tras desembarcar en el puerto de Iria con los restos del Apóstol, sus discípulos se encaminaron tierra adentro varias millas hasta llegar a las posesiones de Lupa. Dicho lugar ha sido tradicionalmente identificado como el Castro Lupario, el yacimiento castrexo situado en el límite de los municipios de Brión y Rois y cuyos muros son aún visibles en parte hoy en día. Aquellos visitantes solicitaron a Lupa un lugar donde enterrar el cuerpo de Santiago y levantar un templo en su honor, pero esta esquivó la petición indicándoles que se dirigieran hacia el norte y que pidieran ayuda al rey que vivía en las tierras de Dugio.

 

La siguiente parada del relato nos lleva por lo tanto hasta el municipio de Fisterra, donde según diversos estudiosos dos parroquias guardan el legado de la ciudad desaparecida de Dugium: Duio y San Martiño de Duio. Así lo atestiguarían los restos de cerámica y herramientas hallados durante las excavaciones realizadas en la zona. Tampoco allí obtuvieron la ayuda que esperaban los discípulos del Apóstol. Según el relato del Códice, el rey ordenó su muerte y estos tuvieron que huir y regresar a los dominios de la reina Lupa.

 

Ante su nueva petición de colaboración, esta los envió hacia el actual Pico Sacro en busca de unos bueyes mansos con los que ayudarse a acometer los trabajos de construcción del sepulcro, pero de nuevo se trató de una treta. En las faldas de este pico situado en tierras de Boqueixón les aguarda un dragón al que lograron derrotar con la ayuda de sus símbolos cristianos. Los bueyes resultaron ser en realidad animales bravos, aunque su agresividad sucumbió también ante los porteadores del cuerpo del Apóstol. De regreso de nuevo junto a la Reina Lupa y viendo esta los milagros obrados por la comitiva de Santiago, se avino finalmente a prestarles la ayuda requerida y les facilitó la construcción del sepulcro del Apóstol en el lugar donde habría de permanecer oculto durante varios cientos de años. Su descubrimiento, a finales del siglo IX, será el desencadenante del fenómeno del culto a Santiago y de la peregrinación a Compostela.

 

Una trinchera abierta en las piedras del Pico Sacro conocida como el Camino de la Reina Lupa; la denominación del municipio vecino de Touro, que se atribuye a los bueyes de la leyenda; la Fonte do Carme, en Padrón, que escenifica la conversión al cristianismo de la Reina Lupa a través del bautismo; y la Fuente de Santiago, en Vedra, que recrea en piedra el episodio del dragón, son algunos de los vestigios del relato que une a esta reina con el fenómeno jacobeo. Pero su legado y su huella en Galicia va más allá de la historia del Apóstol.

 

Otro relato vuelve a ligar a una reina de nombre Lupa con las tierras de la Costa da Morte. Concretamente, con otra de las cimas más míticas de Galicia: el Monte Pindo. Sobre esta montaña situada en el municipio de Carnota y cuya base bañan las aguas del Atlántico, se habría alzado otra de las fortalezas de esta monarca y ese mismo lugar le habría servido también de sepulcro. La leyenda cuenta que allí fueron enterrados sus restos junto con un tesoro de gran valor.

 

Asimismo, desde el municipio pontevedrés de Ponte Caldelas reclaman ser el lugar de nacimiento, o al menos una de sus moradas, de la reina Lupa. Y en las tierras ourensanas de Os Blancos se sitúa otra historia que tiene a este personaje como protagonista central. “Matastes a Reina Loba, Carqueixos e Pixeirós, matastes a Reina Loba, fidalgos quedastes vos”, narra una antigua copla revelando el final que los habitantes de las aldeas de la zona habrían dado a la monarca para librarse de sus abusos y tributos. La cima conocida como los Penedos da Raíña Loba sería el lugar donde se alzaba la fortaleza donde se desarrolla esta leyenda. Dicha cima se sitúa en Covas, parroquia que tiene por patrón, precisamente,  a Santiago. Una casualidad, o no, que sumar a este apasionante capítulo de la mitología gallega.

 

 

 

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