El mirabel, fruto dorado del Baixo Miño

Pocos productos se identifican más con un territorio que el mirabel. Este fruto pequeño, redondo y dorado es prácticamente sinónimo del lugar en el que se cultiva: el Baixo Miño y, en concreto, el municipio de O Rosal. Sin embargo, el viaje de esta subespecie dulcey especial de la ciruela común es muy largo y en absoluto azaroso.

De hecho, aunque lo parezca, el mirabel no lleva en Galicia tantos años como podría esperarse. Es probable que el fruto proceda de Asia Menor, aunque donde se hizo más conocido fue en el centro de Europa. Este tipo de ciruela se cultiva desde hace muchos decenios en la región francesa de la Lorena, de la que también es símbolo y donde es muy apreciada por su capacidad para endulzar todo tipo de preparaciones pasteleras. En Nancy y en Metz, las principales ciudades de la región, se celebran fiestas para exaltarla, prueba de la importancia que se le da en la zona.

Popular por tanto en Europa, el mirabel llegó a Galicia en los años treinta del siglo XX. La primera idea de introducción se atribuye a un alcalde de la época, que lo habría hecho traer desde la Selva Negra alemana. A mediados de esa década existían en O Rosal plantaciones que aprovechaban la estupenda adaptación de la planta al clima de la desembocadura del río Miño, templado y estable durante la mayor parte del año. En paralelo a estas explotaciones agrícolas nacieron también pequeñas fábricas de conserva, solucionando una de las principales características del mirabel: el corto período en el que puede consumirse en fresco.

De hecho, el mirabel puede comerse tal y como vine del árbol prácticamente durante un par de semanas o un mes, hacia finales de julio o principios de agosto. Como fruta de temporada es, por lo tanto, todo un acontecimiento, y pocos son los que se resisten a probar su carne tierna mientras es posible. Sin embargo, el mirabel es un producto especialmente dotado para conservar en diferentes preparaciones que hacen posible degustarlo durante todo el año.

En la actualidad, a las muy tradicionales conservas de mirabel en almíbar o en mermelada se han sumado propuestas innovadoras y, al tiempo, bien suculentas. Puede consumirse, por ejemplo, en licores o incluso formando parte de la fórmula de una cerveza. Varios de los mejores cocineros gallegos han experimentado en los últimos tiempos introduciendo recetas muy variadas, desde los más evidentes postres al acompañamiento de carnes de caza o de guisos.

De producción reducida, es un auténtico lujo que uno se puede permitir comprándolo bien en una visita a la zona o a través de tiendas en Internet. En Galicia sólo la comarca ourensana de O Ribeiro produce también este fruto.

Con su color dorado adornado de veladuras anaranjadas o rojizas, el mirabel es uno de los dos productos destacados de esta zona al sur de Galicia. El otro es el vino, que alcanza también nivel mundial en las muchas bodegas situadas en O Rosal y en los ayuntamientos del entorno. El gastronómico es, por lo tanto, uno de los argumentos de más peso para hacer una visita a esta comarca, repleta de atractivos históricos y naturales.

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