Al final de su camino, hacia su unión con el Miño a la altura de Os Peares, el río Sil avanza sinuosamente en el profundo surco que diseña entre las montañas, dando lugar al famoso Cañón del Sil. En este tramo final, entre las provincias de Lugo y Ourense, las laderas de las orillas parece que viniesen cargadas de poderes especiales, que producen las uvas más preciadas para hacer los mejores vinos.
En esta zona de la Ribeira Sacra, el deslumbrante paisaje combina a la perfección con el rico patrimonio histórico-artístico. Y tenemos la suerte de poder disfrutar de todo ello de muchas maneras: caminando entre los bosques, navegando por el cañón apreciando la viticultura heroica, visitando iglesias y monasterios medievales, catando unos vinos propios en las bodegas, haciendo cicloturismo… Antes de ir por primera vez (primera porque seguro que repetimos), está bien tener una referencia de los principales puntos de interés que nos vamos a encontrar.
En cuanto a rutas fluviales, hay diversas posibilidades desde los embarcaderos de Abeleda (Castro Caldelas), Ponte do Sil (Monforte de Lemos), Os Chancís (Sober) y Santo Estevo (Nogueira de Ramuín). Dar un paseo en catamarán es una manera ideal de conocer las zonas más escarpadas del cañón. Se ofrecen recorridos variados, algunos con paradas en algún monasterio del trayecto.
Se ve que la belleza y las condiciones naturales de este paisaje estimulan la vida espiritual. ¿Será por eso que hay tantas iglesias y monasterios en esta ribera? Por eso y por el vino, claro… En Esgos, en el monte Barbeirón, se levanta el monasterio de San Pedro de Rocas, con mucha roca alrededor, de ahí el nombre. Hoy queda en pie la iglesia medieval, con restos de sepulcros antropomorfos y de una pintura mural que representaba a los apóstoles y un mapamundi. Lo más curioso es que la iglesia está levantada sobre las rocas, cosa que se aprecia bien al fijarnos en el campanario, que corona un monolito de unos 20 m. Al lado de la iglesia está la Casa Prioral, del siglo XVII, que alberga un centro de interpretación de la Ribeira Sacra y de la vida en el monasterio. Más adelante hay un cementerio, del siglo XIX y, a unos 200 m, la fuente de San Bieito, excavada en la roca. Una vez allí, seguro que queremos dar una vuelta por el bosque, ¿a que sí? Pues no tenemos más que seguir la Ruta circular del Camino Real, que arranca aquí mismo.
Otra parada obligada es la visita al monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, en Parada de Sil, en medio de envolventes castaños. Se conserva la iglesia románica, de entre finales del siglo XII y principios del XIII, que contiene pinturas murales del siglo XVI. A unos 20 km está el monasterio de Santo Estevo de Ribas de Sil, en Nogueira de Ramuín, que además es parador. Es una gran construcción que tiene hasta tres claustros. Aquí parece que tomó vida la leyenda de los nueve anillos milagrosos de los obispos que vivieron retirados en el monasterio en el siglo X, pues en 2020 aparecieron cuatro anillos. Otro ejemplo de arquitectura religiosa es el monasterio de Santa María de Xunqueira de Espadanedo, donde vemos la presencia de diversos estilos entre el románico y el barroco. Hoy en día tiene bastante actividad en cuanto a exposiciones, conciertos, etc… En Castro Caldelas encontramos el Santuario de Nosa Señora dos Remedios. En este pueblo también hay un castillo de interés: el castillo de Castro Caldelas, que está en un alto, pegado a la antigua vía romana. Data del siglo XIV, aunque ya estaba asentado en una construcción anterior y lo que vemos hoy es casi todo reconstruido en el siglo XVI. Desde 1991 funciona como centro cultural de la comarca. En él está la oficina de turismo, la biblioteca municipal, un salón de actos y el Museo Arqueológico y Etnográfico. Y no es el único museo de la zona, también tenemos el Centro de Interpretación de la Minería Aurífera Romana, en San Clodio, el Museo de Alfarería de Niñodaguia, o la Casa-Museo del Chocolate de Teimende, por ejemplo, que non todo va a ser vino…
Y mucho ver por aquí y ver por allá, pero para mirar lo que se dice mirar, lo que hay que hacer es subir a un mirador. Y mira que hay… Hasta se ha diseñado una Ruta de los miradores para hacer en coche e ir parando en ellos. Uno de los más famosos es Los Balcones de Madrid/Os Torgás, desde donde la familia despedía a los que emigraban a trabajar en Madrid, la mayoría de barquilleros, un oficio muy popular en Parada de Sil. Otro muy conocido es el de Cabezoás, en Sober, en otro de los puntos de mayor profundidad; o el de Pena Pombeira, en el punto más alto de Pantón, o el de As Xabriñas, A Cividade, As Penas de Matacás… Además, también hay geomiradores, enfocados a la observación de pliegues geológicos, como el de Louxoá, y, siguiendo la moda hasta tenemos columpios, como el Bambán do Solpor (Columpio de la puesta de sol), en Nogueira de Ramuín.
Desde luego, la Ribeira Sacra do Sil es el escenario ideal para nuestras caminatas. Hay un montón de senderos homologados y no homologados donde escoger, algunos con monasterio incluido, como el Camino Real de San Pedro de Rochas o el del Cañón del Sil – Santa Cristina, otros por increíbles bosques, como el del Bidueiral de Gabín, la Ruta de los bosques mágicos o la del Cañón del río Mao.
Todo esto es solo una pequeña muestra de lo que nos espera en esta Ribeira do Sil, para ir haciendo boca. Ahora toca descubrirlo in situ. ¡Buen viaje!