Tipos de casas rurales en Galicia

Una de las ventajas de hacer turismo rural es la variada oferta de establecimientos que podemos escoger para alojarnos. Hay para todos los gustos: desde relajantes pazos aislados hasta aldeas rurales llenas de actividades.

Los alojamientos rurales están clasificados en cuatro grupos (A, B, C y D) según el valor arquitectónico de las construcciones, su antigüedad y sus características. En la entrada tienen una placa que señala el grupo, el número de establecimiento y la categoría.

Al grupo A pertenecen los alojamientos más señoriales. Tienen que cumplir la condición de haber sido construídos antes de 1900 y disponer de entre 5 y 15 habitaciones. Entre ellos podemos escoger pazos, casas grandes y casas rectorales.

El pazo es un tipo de casa tradicional gallega, residencia de personalidades de gran poder económico, generalmente hidalgos o nobles, situada en el rural. Los señores de los pazos vivían de las tierras de la zona, a través de la recaudación de impuestos y de la producción agraria.

Normalmente, un pazo es un conjunto de edificaciones. Además de la casa principal, con escudo y blasón, hay dependencias auxiliares: porches, graneros, hórreos, palomares… y hasta capilla. Como se dice popularmente «casa grande, capilla, hórreo, palomar y ciprés, pazo es». Los pazos son herederos de los castillos medievales, por lo que muchos presentan torre. Además de su arquitectura sobresale la jardinería, con mucho boj y plantas exóticas. La época de apogeo va del siglo XVII al XIX.

A partir del siglo XIX, los pazos pierden su sentido original y se transforman en lugares de residencia. Hoy en día, muchos se destinan al hospedaje. En Galicia podemos escoger entre 45* pazos disponibles para el turismo rural.

Otro tipo de casa señorial es la casa grande. Podemos decir que es un pazo sin extras. Una construcción menos monumental, que no pertenece a familia noble. Tenemos 17 para elegir, tampoco está mal.

A este grupo también pertenecen las casas rectorales, antiguos lugares de residencia de párrocos o eclesiásticos de más rango. Contamos con 17. 

Dentro del grupo A hay otro tipo de edificaciones peculiares como pueden ser las fábricas (la Fábrica de curtidos de Allariz o la de Salazón de Aldán) o la Casa da Feira de Ourense. En Galicia hay 6 establecimientos de estas características.

En el grupo B encontramos edificaciones tradicionales más sencillas. Se trata de las casas de aldea. Tienen que cumplir el requisito de haber sido construidas antes de 1940 y ofertan entre 3 y 10 habitaciones. Son las más numerosas para hospedaje: ¡nada menos que 388!

Pero puede ser que no nos llegue sólo con relajarnos en un entorno natural antiguo y rústico. ¿Qué pasa si buscamos un poco más de acción? Pues en ese caso podemos optar por un alojamiento del grupo C o D.

Al grupo C pertenecen las casas de labranza. En ellas se desarrollan actividades tradicionales en las que pueden participar los huéspedes. Nos referimos a labores de tipo agrícola (vendimia, siega, maja…) o ganadero (tareas de la granja). Es lo que se conoce como agroturismo. Ofrecen entre 2 y 10 habitaciones. En la actualidad hay 63 establecimientos de este tipo.

Y si buscamos algo más de aventura todavía podemos elegir el grupo D, constituido por las aldeas de turismo rural, que de momento son 8. Se trata de complejos compuestos por un conjunto de tres casas como mínimo en el mismo núcleo rural, explotadas por un mismo titular, que ha de ser labriego o ganadero. El conjunto debe guardar entre sí la distancia mínima de 500 m y no ser posterior a 1940. Estas aldeas están provistas de salón social, restaurante y bar. Además, pueden contar con otras dependencias como tiendas de artesanía, de productos típicos locales, etc. También disponen de diversas instalaciones de ocio y deporte. Y, aprovechando las posibilidades del entorno rural en que se encuentran, ofrecen actividades de lo más variado, como: senderismo, rutas a caballo, ciclismo, circuitos termales, navegación, surf, rafting, barranquismo, juegos tradicionales… El turismo ideal para gente que busca nuevas experiencias.

En las aldeas de turismo rural, así como en las casas de labranza y en las de aldea, puede ofrecerse el hospedaje en apartamentos.

Por otro lado, los alojamientos se clasifican en modalidad compartida o no compartida, según esté presente o no el propietario. Otros datos de interés en lo tocante al turismo rural pueden ser la pertenencia a un parque natural o reserva de la biosfera, o la cercanía al recorrido del Camino de Santiago.

Todos los tipos de casas de turismo rural ofrecen garantía de calidad, pero si queremos ser todavía más selectos, podemos fijarnos en los establecimientos que tienen la Q de calidad. La Q de calidad es un distintivo que otorga el ICTE (Instituto para la Calidad Turística Española). Las casas avaladas por este sello pasan por distintas auditorías que aseguran la excelencia en la calidad, seguridad y profesionalidad. Hoy en día, Galicia cuenta con 23 establecimientos que presumen de este certificado: 10 en A Coruña, 6 en Lugo y 7 en Pontevedra.

Y si pensamos que ir de turismo rural es sólo cosa del verano, estamos muy equivocados, pues entre septiembre y diciembre todavía tenemos un incentivo extra: el Otoño Gastronómico, que este año celebra su XV edición. Una ocasión para combinar el relax o la aventura, pues ya hemos visto que el rural da para todo, con el sabor de menús de primera elaborados con productos de la tierra. Este año, por cierto, con la colaboración de la Agencia Gallega de Calidad Alimentaria.

*datos recogidos en la AEITG (Área de Estudos e Investigación Turismo de Galicia)

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