¡Calentando motores, que el entroido está al caer! En Galicia es una fiesta muy importante, de hecho, contamos con nueve entroidos considerados fiestas de interés turístico. Dos de ellos, el de Verín y el de Xinzo, son además fiestas de interés nacional e internacional respectivamente. Aunque se celebra en todas partes, es en la provincia de Ourense donde encontramos los personajes de mayor tradición.
Para meternos de lleno en el ambiente, vamos a acercarnos a cada uno de ellos. ¿Quién es quién en el entroido gallego?
Pantallas de Xinzo de Limia. En Xinzo pasa que antes de terminar la fiesta de un año, ya están pensando en la del siguiente. Es que aquí el entroido parece infinito, no dura una semana, sino de ¡cinco fines de semana! ¿Quién da más? Y, ¿quiénes son los protagonistas?: las pantallas. Se llaman así por llevar una pantalla, que es una máscara de pasta de papel pintada con una cara como de demonio burlón. También llevan cresta de colores. La camisa y el calzón son blancos, polainas y zapatos negros, capa roja o negra, faja roja con cencerros y pañoleta. ¡No es que pasen inadvertidos! Por si no hiciesen suficiente jaleo con los cencerros del cinturón, van batiendo dos vejigas de animal infladas, como si fueran globos. Cuidado con las pantallas, que son las que ponen a la gente a andar. Ay de nosotros como vayamos sin disfraz…
Cigarróns de Verín. Los cigarróns tienen que estar en forma para la fiesta. ¡El traje puede pesar hasta 25 kg! Dicen que el origen del personaje puede estar en los antiguos recaudadores de impuestos o en algún cargo semejante. ¡Ojo, que van armados con un látigo! Los reconocemos por la máscara pintada con bigotes y coloretes, que se prolonga en una mitra de lata con símbolos animales o astrales, con pompones en los extremos, rematada por detrás en un pellejo animal. Van muy elegantes: chaquetilla, camisa blanca, corbata roja, calzones con borlas, medias blancas y zapato negro. Encima del fajín llevan un cinturón con seis grandes cencerros para llevar el ritmo. En el desfile, látigo en mano, van imponiendo orden.
Peliqueiros de Laza. Otros 25 kg puede llegar a pesar el traje de estos personajes. No se les puede tocar ni manchar, pero sí insultar. La máscara y la mitra y, por supuesto la pelica (pellejo)de animal, que de ahí viene el nombre de peliqueiro, son muy semejantes a las de Verín; lógico, ya que son sitios próximos. En lugar del látigo de los cigarróns, estos van armados con la “zamarra”, una fusta para castigar a los despistados que andan por ahí sin disfraz.
Boteiros y folións de Viana do Bolo. Los folións son comparsas de unas 30 o 40 personas que llevan herramientas agrícolas y tambores, su manera de darle ritmo al entroido por las calles. Dicen que tocan para espantar los malos espíritus. Los boteiros son los que dan paso a los folións. Llevan una careta rematada en un increíble penacho de colores. Multicolor es también el resto del traje, hecho de cintas de seda. Llevan campanas en el cinturón y, a mayores, una gran “monca”, palo decorado con el que se ayudan a dar botes. Ojo, que también pueden usarla para meterse con el público…
Mázcaras de Manzaneda. Las altas montañas también se llenan de color en el entroido. En Manzaneda, la mázcara, a pesar del nombre, normalmente va con la cara descubierta. La decoración va por encima de la cabeza, en un sombrero con un laborioso tocado, en una elevada estructura muy colorida. Llevan camisa y polainas blancas con puntilla, mantilla, botas negras, bastón y cintas de colores. Como manda la tradición, el cinturón va cargado de cencerros para llevar el ritmo. Aquí la música y el baile son muy importantes. Pero la mázcara no va sola, sino acompañada siempre del folión o fulión, una comparsa que va de ronda por las aldeas. Animan la fiesta con tambores, gaitas y herramientas del campo. En las foliadas se juntan todos y hacen representaciones satíricas.
Felos de Maceda. La indumentaria es muy parecida a la de los peliqueiros y los cigarróns. El rasgo más distintivo es el de las medias negras en vez de blancas, collares, rabo de zorro y bastón. Llevan cinco cencerros y botas. En un intento de acercarse a los orígenes de la fiesta, la mitra solo se decora con animales propios de la sierra de Mamede. Enseguida nos damos cuenta de su presencia por los “esgutíos” (especie de aturuxos de los felos). Andan siempre brincando y bailando. Por cierto, en principio solo pueden llevar este traje los hombres solteros.
Boteiros de Vilariño de Conso. Aquí la fiesta es animada por los fulións, con sus tambores y músicas de guadañas y demás instrumentos del campo, y los boteiros, que bailan y brincan al son. Los boteiros llevan una máscara de cartón, diferente según la zona, forrada de pelo y piel de cabra. La camisa y los pantalones van adornados con cintas de colores. También llevan cencerros en el cinturón y, en la mano, la “monca”, una vara a veces decorada también.
Madamas y galáns de Cobres. El entroido de Cobres, en Vilaboa, Pontevedra, tiene un aire más señorial. A pesar de ser una fiesta muy popular, los protagonistas nos trasladan a una sociedad clasista. Es de los pocos entroidos sin máscara, a cara descubierta. Las madamas van ataviadas con camisa y falda blancas, medias finas con zapato negro y un peitoril, una pechera donde van prendidos muchísimos collares. Y todo adornado con cintas de colores. plumas, pasamanería… Aunque lo más espectacular es el sombrero, profusamente decorado. Los galáns son igual de presumidos, pero llevan un sombrero algo más pequeño. Da gusto ver a madamas y galáns bailar sus elegantes danzas.
Xenerais da Ulla. Estos personajes se distinguen bien porque van uniformados como si fueran a una guerra de fantasía, con un montón de condecoraciones y sombreros llenos de penachos de colores. Además, los correos van a caballo, que también llevan sus mejores galas. Lo más divertido son los “atranques”, encuentros entre xenerais de distintos lugares que se ponen de batalla dialéctica, siempre en tono de burla y sátira. Y hay mucho atranque, teniendo en cuenta que en la fiesta participan ocho municipios de A Coruña y Pontevedra (A Estrada, Boqueixón, Santiago, Silleda, Teo, Touro, Vedra y Vilanova de Cruces).