El mirador del Ézaro, un Olimpo ciclista

Dicen que el sufrimiento es inherente al ciclismo. El mirador del Ézaro debe ser, por lo tanto, uno de los Olimpos de este deporte: descubierto para el gran público en la Vuelta a España de 2012, sus brutales pendientes son lugar de peregrinación para numerosos amantes de la bicicleta que, retorciéndose sobre los pedales, emulan a los ídolos del pelotón en una de las subidas más emblemáticas de Galicia.

La tremenda cuesta de Ézaro no engaña. Justo a su comienzo, al pie de la pequeña y hermosa ría que forma el Xallas al llegar al mar, una señal de tráfico advierte de que la carretera llega a empinarse hasta el 30%. La verdad es que en menos de dos kilómetros el camino asciende cerca de 300 metros, subiendo prácticamente desde la playa hasta el mirador, justo por encima del nivel de la cascada que forma el río al precipitarse al mar. Es, por lo tanto, una subida enorme en muy poco trecho, que se salva con porcentajes de impresión.

La “fiesta” ciclista comienza pronto, pues nada más entrar en la carretera del mirador el asfalto se pone al 16%, sin descanso alguno. La inclinación es tanta y la velocidad tan pequeña que a algún ciclista le dará tiempo a preguntar a los transeúntes si queda mucho hasta la cima. Y mucho no queda: queda lo peor. A media subida se encuentra la parte más dura, la ya famosa rampa de cemento que alcanza un 29% de inclinación. El tramo tiene únicamente cien metros de largo, pero es un auténtico muro, y quien no esté debidamente entrenado o no lleve la bicicleta equipada con los desarrollos convenientes acabará echando pie a tierra. Superada esta zona fatídica la cosa no mejora mucho, sobre todo porque, después del esfuerzo sobre el hormigón, el cuerpo empieza a protestar. Queda hasta la cima otro kilómetro empinado, con picos de hasta el 18%, que lleva al ciclista hasta el aparcamiento del mirador. Llegar allí, después de un cuarto de hora o veinte minutos de esfuerzo al límite, provoca una sensación de felicidad que hace entender por qué cada vez más personas practican este deporte.

La subida, bien conocida desde hace años por los cicloturistas de la zona, se hizo popular después de ser incluida en el trazado de la Vuelta a España de 2012. En su primera aparición en el recorrido de la prueba fue el campeón catalán Joaquim Purito Rodríguez el que consiguió subir en primer lugar. Sus tiempos parciales y el final al llegar al alto, que sigue siendo el récord en competición, están hoy impresos en señales situadas junto a la carretera. Comparar las marcas que uno hace con las que logró hace seis años el escalador de Parets del Vallès es uno de los aspectos simpáticos del recorrido, aunque, en la mayor parte de los casos, los resultados difieran bastante. En 2016 el mirador fue de nuevo final de etapa, con victoria del francés Alexandre Geniez.

Otro premio impagable es la vista que se contempla desde lo alto del mirador, en la que la fuerza del Xallas cayendo entre las rocas contrasta con la calma del tramo final que lleva al mar, en tres curvas sobre las que flotan las lanchas de pescadores. A lo lejos queda la playa, y alrededor el mítico monte Pindo, con sus faldas peladas, y la hermosa Costa da Morte.

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