Las Rías Baixas, una de nuestras joyas naturales, es el destino ideal para una escapada de cuatro días. Playas fabulosas, paisajes verdes, gastronomía de primera… Aquí tenemos todo lo necesario para desconectar de la rutina y disfrutar una experiencia única.
Día 1: Vigo y alrededores
La primera parada es Vigo, la ciudad más grande de Galicia, con un potente puerto pesquero, que combina un moderno núcleo urbano con el espectáculo natural de la ría. El mejor plan es dedicar la mañana a conocer el barrio histórico, con sus calles empedradas, plazas y monumentos. Por supuesto, sin dejar de pasar por el Mercado da Pedra y por la rúa Peixaría, donde hay que catar el manjar más típico de la ciudad: las ostras.
Por la tarde, travesía por la bocana de la ría hasta las Cíes, el tesoro de la ría de Vigo. El archipiélago forma parte del Parque natural marítimo-terrestre das Illas Atlánticas de Galicia, junto con los de Cortegada, Sálvora y Ons. Comprende las islas de Monteagudo, Faro y San Martiño. La playa de Rodas, puente natural entre Monteagudo y Faro, ha sido elegida en varias ocasiones una de las mejores playas del mundo. Aguas cristalinas, arena fina, aire atlántico cien por cien… ¿Qué más se puede pedir?
Día 2: Baiona y el sur de las Rías Baixas
Continuamos nuestro viaje hacia el sur. La mañana es para Baiona, una villa costera con mucha historia, mucho encanto y mucho arenal, pues tiene hasta seis playas en el mismo casco urbano. Aquí recaló la Pinta a su regreso de América, y encontramos varios recordatorios del acontecimiento en la ciudad, hasta una réplica de la carabela anclada en el puerto, que se puede visitar. En Baiona destaca el casco histórico, el paseo marítimo y el Paseo de Monte Boi, que rodea la península del mismo nombre por el borde del mar. En lo alto está la fortaleza de Monterreal, hoy parador, que nos ofrece unas vistas más elevadas de las Cíes, de la costa de Nigrán y del mar abierto.
A 18 km al sur, nos espera Oia, con la peculiar estampa del monasterio de Santa María de Oia, fundado en el siglo XII, prácticamente metido en la playa. Después de estirar las piernas y llenar los pulmones de aire oceánico, en menos de un cuarto de hora en coche, nos plantamos enA Guarda. A poco que subamos el monte de Santa Trega, encontramos miradores naturales con increíbles vistas sobre la desembocadura del Miño, con Portugal enfrente y el Val do Rosal. Por si fuera poco, por el camino tenemos la suerte de contemplar uno de los yacimientos castreños más importantes de Galicia.
Día 3: Pontevedra y su entorno
Para el tercer día dejamos Pontevedra, en el centro de las Rías Baixas. Es una de las ciudades más cómodas y ecológicas de Galicia, con un núcleo urbano lleno de historia y muy cuidado, con muchos puntos de interés: el Museo de Pontevedra, la Peregrina, Santa María la Mayor, la Alameda, el paseo fluvial…
Siguiendo la ría de Pontevedra llegamos a Combarro, pueblo pesquero en el municipio de Poio, famoso por el casco viejo, muy bien conservado, y sobre todo por la cantidad de hórreos y cruceros que tiene al borde del mar. Más al norte, ya en la ría de Arousa, está Cambados, capital del albariño. La ciudad tiene un conjunto histórico artístico de mucho nivel, con las ruinas de la iglesia de Santa Mariña Dozo, el pazo y la plaza de Fefiñáns, el pazo de Montesacro, la torre de San Sadurniño… Para completar la visita y conocer a fondo la zona, lo ideal es dejarse caer por alguna de las bodegas de la DO Rías Baixas.
Día 4: Ría de Arousa y Ría de Muros e Noia
Sin salir de la ría de Arousa, hay otros lugares que nos dejarán huella, como Vilagarcía de Arousa o, ya en la provincia de A Coruña, Rianxo o A Pobra do Caramiñal. Como remate, nada mejor que pasear por uno de los parques naturales de Galicia: el complejo dunar de Corrubedo y lagunas de Carregal y Vixán.
Este último día, hay que aprovechar para conocer la ría de Muros y Noia, la más norteña de las Rías Baixas, donde hay muchos lugares en los que parar: el castro de Baroña, Porto do Son, Serra de Outes… El destino final del cuarto día es Santiago de Compostela, fin del camino, que nos transmite el peso de la historia en cada calle.
Entonces, ¿qué? ¿Aún dudamos? ¡Imposible! El destino perfecto para nuestra escapada de cuatro días en Semana Santa está aquí, en las Rías Baixas. A hacer la maleta y… ¡Buen viaje!