Vigo es la ciudad más poblada de Galicia, con uno de los mayores puertos pesqueros del mundo. También es conocida por las islas Cíes, incluidas en el Parque Nacional de las Illas Atlánticas de Galicia y paraíso natural; la ría y su riqueza biológica y gastronómica; sus montes; la industria; el Celta… Pero, si queremos conocerla más de cerca, metiéndonos en el espíritu de la ciudad, hay por lo menos cinco lugares de visita obligada:
En la plaza de Compostela, en la zona del Ensanche de Vigo, donde hace un par de siglos se construyeron los edificios más significativos de la ciudad, hay un parque muy acogedor, pequeño, clásico: la Alameda. Fue levantado a finales del siglo XIX sobre un terreno ganado al mar, convirtiéndose en el primer parque urbano público de la ciudad.
Tiene un paseo central con vegetación centenaria alrededor, entre la que destacan magnolias, camelias y araucarias. En el centro, una fuente con una buena variedad de chorros y luces nocturnas. Hay dos fuentes más, hacia cada extremo del paseo. Y, ¿cómo andamos de esculturas? Pues, alrededor de la fuente central, hay tres obras de Camilo Nogueira (Despedida, Maternidad y Paz) y una estatua de Méndez Núñez, de Agustín Querol. También hay un caracol, una hiena, un cisne, obra de José Luis Medina.
La zona es parcialmente peatonal, y tiene mucho edificio histórico alrededor: la casa Yáñez de Pacewicz, el edificio de Correos de Gómez Román, o la casa de Prudencio Nandín de Jenaro de la Fuente, por ejemplo. Para redondear el paseo, nada mejor que acercarse al mar o a alguno de los muchos locales de hostelería de la zona.
Vayamos de este barrio señorial a otro más popular, donde está el origen de la potencia pesquera que es Vigo: O Berbés. Empezó siendo un grupo de casas de pescadores extramuros, en la zona antiguamente conocida como Ribeira. Por aquel entonces aquí estaba el puerto de San Xulián, sobre el arenal, y el mar llegaba a las casas. En las fotos antiguas bien se ve cómo avanza hasta los soportales. En ellos se dejaban las embarcaciones y se limpiaban y reparaban las redes, se secaba el pescado y se construían los instrumentos de pesca.
Desde luego, lo que vemos hoy no tiene nada que ver con las estampas del pasado. Después del Ensanche, de las ampliaciones, de la desaparición del barrio marinero y de su deterioro, parece que poco a poco se va recuperando la zona y cada vez se rehabilitan más edificios, como el destinado a la sede de la universidad o el albergue de peregrinos del Camino portugués por la costa.
Si en O Berbés está el origen del Vigo pesquero, en lo alto de la ciudad, en el monte de O Castro, están los primeros asentamientos castreños que se conocen, de cuando Vigo era Vicus. Este monte tiene un poco de todo. Para empezar, es un lujo dar un paseo por sendas naturales entre los árboles en el mismo centro de la ciudad. También hay parque infantil, pista de patinaje y skate y circuito para bicis que simula las calles a pequeña escala, con semáforos y todo. En la ladera oeste, como en un viaje en el tiempo, podemos visitar los restos del yacimiento castreño y la reconstrucción de tres edificaciones. Además de todo esto, en la cima se conserva la fortaleza del siglo XVII que, junto con el castillo de San Sebastián y la muralla, defendía la ciudad.
Dentro de la fortaleza, desde lo alto de todo, podemos asomarnos a varios miradores con estupendas vistas, y disfrutar del jardín y del estanque. La zona está salpicada de esculturas, algunas de animales, otras de homenaje (a Curros, a Martín Códax…) y, justo a la entrada de la fortaleza, las anclas y los cañones recuperados de la ría.
Por último, en la ladera del monte que da a la plaza del Rey, hay una escalinata que nos lleva a una cruz tan gigante como polémica.
Otro sitio que hay que conocer de Vigo es la Puerta del Sol. ¿La puerta? ¿Dónde está la puerta? Parece que en el pasado aquí estaba una de las puertas de la ciudad, y de ahí viene el nombre. Hoy hay sol, si hay, pero de puerta nada. Hay Sireno desde 1991, obra de Leiro, que parece que espera el momento oportuno para lanzarse al mar por la calle Carral abajo.
La Puerta del Sol es una zona de ambientazo, que une el centro con el Casco Vello. Es un centro de reunión, con mucha hostelería y confluencia de las calles más comerciales, como la del Príncipe, y las de las fundaciones, teatros, bancos, hoteles.
Alrededor de ella hay obras arquitectónicas destacadas del modernismo vigués, como el edificio Pardo Labarta, de Jenaro de la Fuente, o el Simeón, de Gómez Román.
Por otra parte, si ya era punto neurálgico de celebraciones como la fiesta de la Reconquista, los conciertos, etc… con la reciente peatonalización, el ritmo de la fiesta seguro que va a más.
Si desde la Puerta del Sol caminamos rumbo al casco viejo, hacia el mar, damos con el famoso Mercado de A Pedra, un clásico legendario de Vigo. La actividad comercial empieza en la zona en el siglo XIX, en principio como mercado provisional, hasta que se fue consolidando. Más adelante, con la posguerra, la escasez, y tan cerca del puerto.. Sí, un poco de estraperlo sí que había. Con el paso del tiempo se convirtió en un reclamo turístico por este motivo pero, hoy en día, se ha transformado en un centro de outlet, totalmente legal, con buenos precios en las mejores marcas.
A pocos pasos del mercado nos espera la calle de las Ostras, en realidad calle de la Pescadería, donde, a la vista del público, se preparan las frescas ostras de Arcade. Y, en todo el barrio de A Pedra, por supuesto, locales de hostelería del Vigo de siempre.