La memoria de los juegos populares grabada en piedra en Compostela

Las calles de Compostela han sido testigo a través de los siglos de innumerables episodios históricos, del nacimiento y consolidación de una universidad cinco veces centenaria y de fenómenos de alcance universal como el culto al Apóstol Santiago y las consiguientes peregrinaciones. Pero también han sido protagonistas de acontecimientos más mundanos, de hechos que nos hablan de la forma de vivir y relacionarse de las gentes que la habitaron. Su testimonio ha llegado hasta nuestros días grabado en piedra. Es el caso de las curiosas formas que se pueden ver en distintos puntos de la ciudad.

 

Espacios emblemáticos, como la plaza del Obradoiro, accesos a edificios religiosos e incluso los balcones de algunos céntricos inmuebles son algunos de los lugares de Santiago en los que aún es posible contemplar pequeños agujeros tallados en la piedra y unidos entre sí por surcos elaborados de la misma manera. Forman figuras que nos traen a la mente rápidamente los tableros de juegos populares como el tres en raya. Y eso es, precisamente, lo que son: los espacios de juego en los que los habitantes de la ciudad se reunían para ocupar sus momentos de ocio hace ya varios siglos. 

 

Casi dos centenares de estos tableros son visibles a lo largo y ancho de Compostela, según han podido constatar los miembros de la asociación cultural Colectivo A Rula. Suyo es el mérito de haber estudiado, contabilizado y catalogado este patrimonio histórico y etnográfico que pasa desapercibido para muchos vecinos y visitantes, pero que llama la atención a los observadores más minuciosos. Junto a las cadenas que adornan la fachada del Hostal de los Reyes Católicos y en los bancos de una de las esquinas del Obradoiro, en la fachada del monasterio de San Martín Pinario y de la iglesia de Santa Clara, en el pazo de Xelmírez e, incluso, en la balconada de la Casa do Cabildo se pueden ver estos tableros cuyos orígenes se sitúan en los siglos XVII y XVIII.

 

No se trata de un fenómeno único, puesto que la existencia de este tipo de tableros grabados en piedra se ha constatado también en otros puntos diversos del planeta y en culturas antiguas, como la Grecia y la Roma clásicas, pero Compostela destaca por el gran número de ejemplos que ha sobrevivido hasta nuestros días. Y la cifra, podría aumentar aun más.

 

Los nueve agujeros agrupados de 3 en 3 y unidos en muchos casos por surcos es el diseño más repetido en las calles de Santiago. Estas figuras eran usadas como tablero del tres en raya o, como es conocido popularmente en Galicia, del pai fillo nai (padre hijo madre). Se trata pues de un juego que ha llegado hasta nuestros días y que en la capital gallega gozó de gran popularidad hasta mediados del siglo pasado, época en la que incluso se celebraban campeonatos empleando algunos de esos tableros públicos.

 

Encontrar alguno de ellos solo requiere un poco de buen ojo o seguir los pasos del Colectivo A Rula y para hacer que cobren vida basta con improvisar unas pocas piezas. Así que cuando recorras las calles y plazas de la ciudad no dudes en disfrutar como lo hacían sus antiguos habitantes.

 

 

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